“Calonge: bona terra, mala gent”. No es la primera vez que oigo esta frase de algún vecino de Calonge. Se dice “bona terra” porque es muy fértil para que crezca cualquier cosa. A medida que avanzo por la carretera principal, la avenida de Sant Jordi, veo varios huertos al lado de la riera. Calonge es el segundo pueblo con más extensión geográfica de la comarca del Baix Empordà. Está dividido por barrios, como el Puigventós o el Puigdevell, pero la mayor parte se dispersa en urbanizaciones. Ahora bien, desconozco de dónde viene la parte de “mala gent”, no me atreví a preguntar.
Entrando en el casco antiguo me encuentro con el Castillo de Calonge, fundado por los Condes de Girona y construido en el siglo VIII. Según Xavier Palet, el castillo tendría que ser el “motor del Poble de Llibres“. Me lo cuenta en el interior de el local donde restaura muebles, un negocio familiar. Mientras paseo por la calle Mayor, habiendo visitado las dos librerías generalistas, me encuentro a una señora interesada por el mostrador de cubiertos antiguo expuesto en la entrada de la tienda. Le estaba diciendo al propietario que el almirez de cobre de la parte superior se tiene que colocar tumbado, de forma que se vea el agujero. Yo me acerco con curiosidad preguntando por las librerías, y él me invita adentro. Me cuenta que el ‘Poble de Llibres’ es una buena iniciativa para hacer revivir Calonge, un pueblo que ha perdido muchos comercios debido a la falta de continuidad en los negocios familiares con el cambio generacional, pero no es suficiente: “la gente echa en falta ver más cosas”, como el castillo, que lleva cerrado por obras desde 2020. Opina que “se están haciendo bien las cosas, pero aún faltan muchas por aprender“, en referencia a la falta de una página web, por ejemplo, donde se encuentre la programación de actividades de las librerías.

‘Calonge, poble de llibres’ es una iniciativa del Regidor de Cultura, Norbert Botella, que tiene el objetivo de revitalizar el núcleo histórico de Calonge, convirtiéndolo en el primer ‘Booktown’ de Cataluña, imitando Montoliu (Francia) o Hay-on-Wye (Gales). Así lo expone Jaume Figueras, Responsable de Comunicación y Prensa del Ajuntament de Calonge: “Una vez definido el proyecto, establecimos una serie de ayudas económicas para los libreros que quisieran instalar su negocio, y han permitido financiar parte del gasto que tenían las librerías para iniciar su actividad”. Después de la llamada del proyecto, el Ayuntamiento recibió 60 peticiones para abrir librerías; se seleccionaron siete.
“Que Calonge sea un referente de cultura en el mapa, no sólo de libros”.
Así, el 10 de diciembre de 2021 abrieron las librerías: tres, situadas en la calle Mayor, y las otras cuatro, en la calle de La Rutlla. De esas siete, hay dos de sesgo generalista, y el resto están especializadas en diferentes temáticas: cómics, espiritual, orientalista, infantil y de viajes. La primera que me encuentro en la calle Mayor se llama ‘Libelista‘, una de las generalistas. Charlo con la propietaria, Belén Vieyra, que viene de Madrid y lo dejó todo para sumarse al proyecto de las librerías de Calonge. Ella también lo ve como un motor de cambio para el pueblo: “que Calonge sea un referente de cultura en el mapa, no solo de libros”, empezando por crear aquello que las grandes empresas no ofrecen: “el valor humano“. Y, de momento, les va bien: “estamos abrumados”, admite. También habla de la clase de cliente que se acerca a las librerías: “la gente sabe lo que está comprando, no viene buscando best-sellers, sino obras muy específicas”.

Soy testigo de esto en la segunda librería que visito, también generalista. Escucho a un hombre preguntar por algún libro sobre la catalanidad de Colón, y a una mujer pedir un libro en francés. Esta librería es Rals Llibres, llamada así tras el apellido de su propietaria: Meritxell Ral. Me llama la atención que tiene libros recomendados por lectores o por la misma tienda. A Meritxell Ral le interesa el campo de la ilustración, y eso se percibe el la selección de libros que vende. Me cuenta que hizo un álbum ilustrado de unos duendes a quienes llamó ‘Ralets‘, y de aquí viene el nombre de la pequeña sección infantil de la librería. Esta, a diferencia de Libelista, le da más importancia a las humanidades, mientras que la otra tiene un carácter más neutral. De eso se trata el ‘Poble de Llibres’, de que cada tienda ofrezca un contenido y experiencia únicos.

Al final de la calle encuentro Calonge Còmics, impulsada por Sergi Martínez. En la calle de La Rutlla están La Viatgeria (de Cristina Vilà y Xavier Bastús, también agencia de viajes), Llibooks (de Eva Salmoral, infantil, que también ofrece talleres y clubs de lectura), Orient (de Xavier Serra, que quiere integrar la cultura oriental a Occidente) y Cocollona (de Thomas Dufrene, que hace cursos sobre temes esotéricos y lecturas de Tarot).
Esta gente apasionada de la literatura y especializada en diferentes ámbitos ha adoptado otra manera de vivir, abandonando sus ciudades natales, para participar de una iniciativa con la que tiene un compromiso de dos años. Así pues, ‘Calonge, poble de llibres’ ha de ser un motor que, perfeccionado y complementado con otras actividades, despierte de nuevo las calles de Calonge.