¿Quién dijo que la complicidad era cosa de dos? Que se lo cuenten a las 1.500 personas que bailaron cara a cara con Dani Fernández el pasado viernes en la Sala Razzmatazz de Barcelona, a ver qué opinan ellos. Y es que el de Alcázar de San Juan aterrizó en la capital catalana para conquistar a su público con la Gira Plan Fatal después de colgar el cartel de Sold Out en una de las salas más importantes de la ciudad.
Con una nueva -aunque casi habitual- normalidad, la pista de la Sala 1 del recinto se fue llenando, poco a poco, de todos aquellos que esperaban, impacientes, el inicio del concierto. Cuando la pista se llenó, de los anfiteatros empezaron a colgar las piernas de todos aquellos rezagados que querían ver al artista lo más cerca posible, decorándolos de zapatillas de todo tipo de colores. En la pista reinaban los abrazos, las cervezas y hasta algún que otro combinado. En un concierto como el de Dani, la vergüenza es algo que no puede ni existir.
Minutos antes de empezar el concierto, cuando el nerviosismo característico de los conciertos electrizaba el aire de una tensión inexplicable -pero emocionante-, cuando los músicos y los técnicos ultimaban preparativos, animados por los aplausos desesperados del público, alguien gritó: “¡Llevamos dos años esperando!”. Dos años desde el último paso del artista por Barcelona. Tenía que volver por todo lo alto.

Sin previo aviso, fuera luces, fuera ruido. Silencio. En el escenario, un cartel de neón naranja anunciaba un Plan Fatal. Empezaron a distinguirse las figuras de los músicos al contraluz de los focos azules, que se mezclaban con el creciente aplauso de un público entre el que la impaciencia iba ganando terreno. Cuando las luces desvelaron las caras de la banda, en la que aún faltaba Dani, empezaron a tocar la instrumental que abriría uno de los conciertos más importantes de la Gira Plan Fatal.
Cuando los músicos acabaron y las luces volvieron a apagarse, el cantante apareció en el escenario armado con su guitarra para dar el pistoletazo de salida a la noche con ‘Disparos‘, que siguió con el “Bona nit, Barna!” que el público esperaba para ponerse a gritar. Después, dejó la guitarra para interpretar ‘Dile a los demás‘ al grito de “¿Qué pasa, Barna? ¿No sabemos dar palmas?”, seguida de una emotiva versión de ‘En Llamas‘.

“Mucha gente de aquí sabe que esta es como si fuera mi segunda casa”, confesó, emocionado, al acabar. Y, hablando de hogar, no pudo evitar hablar de su familia, que es en gran parte catalana: “Muchos de ellos están aquí hoy”. Emocionado, contó también que Razzmatazz es su “sala favorita en el mundo” y, agradecido, aseguró que no creía que “se pudiera llegar a llenar de tanta gente”. Así, poco a poco, se fue creando un ambiente íntimo y dulce que llenó cada esquina de la sala, convirtiendo la pista de baile en una cuna nostálgica al son de ‘Guarda una parte’.
Sin embargo, la ternura duró bien poco, y Dani quiso hacer honor al recinto que lo acogía haciendo bailar a todo el mundo con ‘Grace’, tema que canta con Alberto Jiménez -de Miss Caffeina-, en una actuación llena de humo, saltos y bailes entre los integrantes de la banda. Acto seguido, cogió de nuevo su guitarra eléctrica para alzarla y pedir “mucho ruido” para su “familia”, para aquellos cinco músicos que lo acompañaban en el escenario y que lo columpiaron al ritmo de una emotiva ‘Te esperaré toda la vida’.
Después llegó el turno de las redes sociales. Si hay algo que últimamente concierne directamente al mundo artístico es este tema. Son ya muchos los que centran en los contratiempos del mundo digital pinturas, canciones, poemas… Cualquier forma de expresión de arte. Dani no se quedó atrás y explicó la historia de ‘Artificial’: “El vivir para que la gente nos mire a través de unos ojos que no son los propios”, “esta canción está escrita sobre eso, sobre la gente artificial”.
Al acabar ‘Artificial’, el artista regaló otro momento íntimo al público con su ‘Perdido en Madrid’, que empezó a capela, cantada con el público; para seguir con otro de los temas de ‘Entre las dudas y el azar’, ‘Perdón por no llamar’. Después llegó el turno de ‘Soldadito de hierro’, que introdujo dedicando unas palabras a su compañero Nil Moliner, con quien interpreta el tema.
En pleno ecuador del concierto, la banda decidió versionar ‘Tiroteo’, de Marc Seguí, que acabó con un público entregadísimo al que Dani hizo los coros desde el escenario. Después, toda Razzmatazz se llenó de luces, abrazando una versión llena de complicidad de ‘Si tus piernas’, una de las canciones más emotivas del último disco. Manteniendo esta atmósfera de ternura que fue yendo y viniendo durante la más de hora y media que duró el concierto, el piano ganó fuerza para acompañar las palabras de Dani: “Hablemos del desgaste, de los momentos perfectos que hemos vivido, pero que ya no volverán nunca. Y te quedas con esas ganas de tenerlo otra vez. Que no se quede todo frío“.

Y fue entonces, después de una hora de emociones yendo y viniendo, del corazón balanceándose de la euforia a la nostalgia, cuando el artista dio paso a una “oportunidad única”: un chico subió a su pareja al escenario para pedirle matrimonio, coreado por todos los asistentes y un “Viva los novios” que gritó el anfitrión. La extraordinaria ocasión fue la excusa perfecta para dar paso a ‘Puñales’, que Dani empalmó con ‘Y te diré’.
A partir de ahí, el de Alcázar empezó a amenazar con el final del concierto, aunque, sin darle demasiada importancia, alzó su guitarra y pidió a sus seguidores las “manos arriba” para acompañarlos, a él y a su banda, con ‘Plan fatal’.
Volvió la intimidad, y la Sala 1 del famoso recinto barcelonés se convirtió en un espacio cercano de reflexión y sinceridad con una frase de Dani: “¿Qué tal si le cantamos al miedo, a las inseguridades?”. El manchego explicó el porqué de ‘Vértigo’, una de sus canciones más famosas, y animó a dejarse llevar en esos momentos en que el salto parece tan inminente como aterrador. Aparentemente, el artista cerró el concierto con la misma canción que cierra ‘Entre las dudas y el azar’, un tema en honor a la banda Supersubmarina, que lleva su mismo nombre. Se despidió eufórico, quedándose en tirantes y saltando y bailando con todas sus fuerzas, y agradeció a todo el equipo de la sala el trabajo y la compañía. Por supuesto, no pudo bajar del escenario sin hacer mención a toda esa gente “que cuida la puta música en directo”, a la que dedicó los últimos gritos del público.

Pero todos sabemos que estas despedidas no son nunca de verdad, y Dani volvió a aparecer a los pocos minutos, solo y armado con una guitarra, con la camiseta de Alexia Putellas puesta. Mencionó que la ahora mejor jugadora del mundo estaba entre el público, y quiso dedicarle ‘La casa de Inés’, que llegó a cantar sin micrófono, a voz desnuda, antes de volver a desvanecerse al fondo del escenario.
El público, no contento con esto, y echando en falta ‘Bailemos’, que es para muchos la mejor canción del artista, se puso a corear el estribillo del tema para animar a Dani a salir de nuevo. Sin embargo, los cánticos duraron poco, puesto que la banda volvió a ocupar el escenario, vestida con un mono amarillo, seguidos por el cantante, que inauguró su vuelta de bises con ‘Clima tropical’, el que fue el primer sencillo de ‘Entre las dudas y el azar’.
Para cerrar, ya definitivamente, el concierto, Dani recordó sus conciertos antes del Covid y cómo se armaba la fiesta con ‘Bailemos’, que empezó directamente por el estribillo. Durante los versos y el puente, el artista pidió a la gente que se agachase, que bailase pegada al suelo, para hacerlos bailar y saltar al son del estribillo. Fue increíble, digno de diccionario, el clima de euforia y felicidad que se respiraba en aquel momento en Razzmatazz. El público lo dejó todo para disfrutar del último tanto del concierto, que acabó con un abrazo de todos los integrantes de la banda, acariciado por el aplauso efusivo e interminable de todos los que disfrutaron de su pasión a lo largo de la noche.

Dani no solo defendió en Razzmatazz ‘Entre las dudas y el azar’, su último trabajo discográfico, sino que recorrió sobre el escenario toda su carrera musical y, lo que es más importante, la reafirmó. El artista prometió, sin decirlo en ningún momento, que todo aquello no había hecho más que empezar. Os dejamos aquí una galería de fotos con más fotos de nuestra compañera, Luna Martín (@sientovertigo).