Entro en la sala Golem’S por un pasillo de luz tenue, sacando el móvil para enseñar las entradas. Espero en la puerta, justo al lado del bar, a que el acomodador nos muestre, a mis acompañantes y a mí, cuál es nuestra mesa. Mesa 16, situada en una plataforma que ofrece una perspectiva perfecta para ver el escenario. Ocupamos tres de las cuatro sillas que la rodean.
La sala parece pequeña, pero está bastante llena; el aforo total es de 100 personas, debe de haber unas 70. Desde octubre se ha recuperado el aforo total en los teatros y la gente tiene ganas de reírse, se nota en el ambiente. La sala está iluminada con focos de una luz azul oscuro que se intensifica al reflejarse con las paredes del mismo color. También hay un par de focos de luz fucsia que ofrecen contraste y te dan la sensación de estar en un bar de copas, no en un teatro. De hecho, hace poco decidieron quitar las butacas para darle al Golem’S un toque más informal que casa muy bien con el barrio en el que se encuentra: Gràcia.
Situado en la calle Sant Lluís, 64, se fundó en 2009 bajo el nombre de “Almería Teatre”. Anteriormente había sido una sala de bingo, se convirtió en teatro, y ahora en vez de butacas tiene sillas y mesas de madera, y un nuevo nombre: “Golem’S”.
Delante vemos el escenario con un micrófono y una banqueta de barra de bar iluminados por un foco, como esperando a que alguien suba y los use. Al cabo de unos diez minutos de espera la luz azul se rebaja hasta apagarse, dejando solamente el escenario con la banqueta y el micrófono, y a un público expectante que guarda silencio absoluto. De repente se oye por el altavoz una breve presentación, con chiste incluído, que introduce al presentador, y también uno de los creadores del show, Manel Vidal. Inmediatamente el público empezamos a aplaudir.
Hace casi cinco años, en octubre de 2017, surgió la iniciativa de hacer revivir el humor catalán, por parte de Josep Català, Manel Vidal, Joel Díaz, Ana Polo, Maria Rovira y Joan Ferrús. Así, cada semana se descubren en el Golem’S nuevos humoristas y/o nuevos monólogos de personajes ya conocidos por el público seguidor. Además, una vez al més ofrecen este mismo espectáculo en formato ampliado en el Teatre Victòria de Barcelona bajo el nombre de El Soterrani Legends. En el que yo me encuentro se llama El Soterrani Petit.
Y es ahora cuando la stand up comedy está en auge en Cataluña, pero este estilo de comedia viene de muy atrás.
Originaria en Estados Unidos, a mediados del siglo XX, nació en los llamados nightclubs, locales que ofrecían varios espectáculos de entretenimiento, incluidos los de comedia. Un nombre que se oía mucho era el de Lenny Bruce. Esta práctica se empezó a popularizar en la televisión, y siguió en locales durante los años setenta y ochenta, concretamente en los comedy clubs, salas ya dedicadas exclusivamente a los shows de comedia. A los noventa volvió a la televisión y se creó el canal Comedy Central, y también se sumó al mundo del cine. A inicios de la década de los 2000 se abrió camino en internet.
En los años cincuenta ya se conocían los monólogos de Miguel Gila, pero no fue hasta 1999 que la comedia entró en auge en España, junto al canal televisivo Paramount Comedy. Precisamente, con el programa Nuevos Cómicos que presentaba humoristas como Ángel Martín o Joaquín Reyes. El mismo año se creó el exitoso El club de la comedia, que duró hasta 2005 y volvió a arrancar en 2011 en La Sexta, presentado por Eva Hache. También cabe mencionar el programa Buenafuente como otro referente del humor español.
En Cataluña, el éxito es bastante reciente, aunque ‘Eugenio’ fue muy popular en los ochenta y noventa. Hoy en día, iniciativas como “La Llama Store”, única tienda del mundo especializada en humor; La Sotana u Oye Polo, podcasts humorísticos; o el mismo El Soterrani, encabezan el panorama del humor catalán. Actualmente se ofrecen más de una decena de espectáculos de comedia en catalán solo en Barcelona.
Cuando los aplausos de desvanecen, Manel Vidal hace una breve presentación de lo que nos encontraremos en el espectáculo, sin revelar nada que nos lo estropee: cuatro humoristas harán monólogos de entre diez y quince minutos sobre temas variados en un show paritario protagonizado por dos mujeres y dos hombres. Conecta la presentación, de manera casi imperceptible, con un monólogo en el que reflexiona sobre la pandemia y la muerte.
El humorista que lo precede es Godai García, que plantea un dilema entre términos contrarios que acaba resumiendo en la pregunta “Caos o excel?”. Después es el turno de Oye Sherman (Marta Rovira), que empieza hablando de las batallas (ganadas o no) contra los niños pequeños, pasando por la relación con su madre, y acaba criticando la cobertura del caso de secuestro de Mª Àngels Feliu en el podcast Crims.
Llega la pausa y mucha gente se levanta para salir a fumar o ir al baño. Dura diez minutos.
Después, Manel Vidal vuelve con otro breve monólogo en el que explica sobre la relación con su padre, la masculinidad y los hombres deconstruidos. Le sigue Ana López, que ridiculiza su territorio de nacimiento, Castilla y León, y habla de temas controvertidos como la pederastia o el suicidio. Quien cierra este show de El Soterrani es Marc Sarrats con un monólogo sobre la culpa.
El público aplaudimos con efusividad a los humoristas que, llamados uno a uno, vuelven a subir al escenario para despedirse. En definitiva, me he reído mucho en un espectáculo sencillo y cercano. Al fin y al cabo, el éxito de la comedia reside en eso, en una sencillez aparente tras la que se esconde todo un trabajo basado en la creatividad, la sorpresa y el ingenio, que busca la empatía apelando al público. Y nosotros nos reímos.