La conclusión de Laura Ferrero: ‘La gente no existe’

'La gente no existe' de Laura Ferrero / Fuente: MrWonderbook
'La gente no existe' de Laura Ferrero / Fuente: MrWonderbook
La periodista reivindica en su último libro el valor del relato. En 'La gente no existe' no pasa CASI nada, pero en ese adverbio, según ella, cabe toda la vida

Con cerca de 20 relatos, Laura Ferrero plasma diferentes situaciones cotidianas, recuerdos y experiencias, y analiza cómo la infancia/adolescencia nos persiguen con todo lo que callamos, hicimos o descuidamos. Desde familias desestructuradas a relaciones de abuso, pasando por todas las fases de enamoramientos y rupturas; el peso de las decisiones tomadas y las que no se tomaron se interponen en la voluntad de seguir adelante que tienen los personajes en La gente no existe.

Aunque no sepan cómo. Porque esta obra caleidoscópica es como la vida misma: los efectos especiales solo están en las películas, en el día a día hay lágrimas y barro. Así, la escritora que ya ha celebrado éxitos con numerosas novelas (y también libros a medias con compañeros editoriales) reivindica la brevedad para encapsular aquello que todos vivimos o podríamos padecer. 

La gente no existe, Laura Ferrero

Páginas: 208

Editorial: Alfaguara

Idioma original: Castellano

Edición: Barcelona, 2021

Sinopsis

Portada 'La gente no existe', Laura Ferrero / Fuente: Casa del Libro
Portada ‘La gente no existe’, Laura Ferrero / Fuente: Casa del Libro

El nuevo libro de relatos de una de las voces literarias más sugerentes de la actualidad. Una mujer se enamora de un vecino por cómo cuida las plantas de su terraza. Un hombre organiza una fiesta con todos sus seres queridos para celebrar el final de una larga enfermedad. Una niña acompaña a su madre a ver pisos que nunca podrán permitirse y un padre lleva a su hija adoptada a conocer a su madre biológica…

En estos relatos hay amor y desamor. Hay ausencia y culpa. Hay esperanza. Están los que celebran el hoy y lo que está por venir, y otros que prefieren vivir en las expectativas, donde se sienten protegidos. Los que pueden, olvidan. O no del todo. O no siempre. Algunos no creen saber qué es existir ni desear, ni qué hace que una vida sea una vida. Pero ¿alguien lo sabe?

Las historias de La gente no existe narran lo íntimo, aquello que solo somos capaces de contar en voz baja, lo que nos ocurre cada día. Lo que no sabemos dónde colocar porque nadie nos enseña qué hacer con lo que se va. Y nos deslizamos por ello comprobando que «el camino de la emoción sin impostura que ha transitado Ferrero es uno de los que lleva a la gran literatura».

Valoración

A pesar de no ser cien por cien ficción, un recopilatorio de relatos como La gente no existe debería compartir estantería con la literatura costumbrista. Es el libro ideal para quien busque cotidianidad, naturalidad y otras realidades con las que empatizar, sin necesidad de que todo sean excesos y complicaciones. De hecho, la periodista catalana juega con un narrador en primera y tercera persona, genera confusión para “manipular” vivencias propias y hacer que el lector imagine de quién es el protagonismo en cada caso. Incluso, como si fuese un espejo para sí mismo.

Sin demasiados artificios ni espectacularidades, los relatos diseccionan el día a día de personas muy diferentes en sus rutinas y emociones de puertas para adentro. Con sencillez y elegancia a la vez, los personajes atrapan, reaccionan, sufren y, sobre todo, pierden las riendas. Además de un vocabulario estándar, el punto fuerte de la obra es su variedad de temas: insomnio, problemas familiares, la salud, el maltrato infantil, alcoholismo, la adopción, el racismo, la muerte, las relaciones tóxicas…

La lectura de La gente no existe deja un poso de desesperanza y, al mismo tiempo, de que las cosas pueden mejorar. Destaca en ella un “hilo” constante que lucha con la memoria, el perdón, el desconcierto y la contradicción. En definitiva, casi todo lo que construye a un ser humano. Porque es también en ese adverbio, según Ferrero, en el que cabe todo lo que sucede en la vida. Y, por ello, le sirve de reflexión para concluir la obra -y como título sublime-, tras narraciones de todo tipo (que viajan por distintos países y continentes). Así, la autora puede explicarse y justificar su punto final: argumentando su búsqueda entre las aristas vitales y cuestionándose el poder de las palabras para retener lo que se va.

Fragmentos destacados de La gente no existe

«Los hombres entregan a las mujeres, pasan de unas manos a otras como si solas se cayeran, como si ellos fueran las ramas que las sostienen.»

«El amor a veces se quedaba tan solo, tan raquítico, que terminaba por desaparecer hasta de las fotografías.»

«La literatura se parece a la vida, pero no es la vida, y quien las confunde paga, a veces, incluso con la suya propia.»

«Las casas, con todos los objetos que las habitan, tienen, al menos, esa virtud: la de saber esperar.»