Tras ‘Tranquility Base Hotel & Casino’ nadie sabía qué iba a ser de la banda británica Arctic Monkeys. Alex Turner, cantante, guitarrista y ahora teclista, se había hecho con la composición al completo del sexto álbum del grupo y muchos fans de la banda habían achacado a esto el gran cambio sonoro respecto a ‘AM’; y ‘The Car’ ha seguido esa estela.
‘The Car’ es el séptimo álbum de estudio de Arctic Monkeys, aunque se debería considerar como el segundo álbum en solitario de Alex Turner (sin contar ‘Submarine’), ya que, salvo 3 de 10 canciones, estas han sido escritas y compuestas por él. Dos de esas tres fueron co-escritas con un músico que solamente apoya a la banda en directo, es decir, no forma parte de ella. Y la que está compuesta junto a Jamie Cook, guitarrista de la banda, es un soplo de aire fresco más que necesario para el disco.

La cara A del álbum es realmente disfrutable, ‘There’d Better Be a Mirrorball’ es una verdadera delicia sonora con una gran coronación final. ‘I Ain’t Quite Where I Think I Am’ es un destello de genialidad, pero está opacada por acompañamientos de cuerdas poco acertados, los cuales en directo son eliminados dando paso a la guitarra de Turner. ‘Sculptures of Anything Goes’ es una auténtica maravilla, creando un aura sintetizada de terror, que hace ver lo que pudo haber sido este álbum y no fue. Ahora llega ‘Jet Skins on the Moat’, la cual funciona de manera magistral como banda sonora pero sin el apoyo visual carecen de alma. ‘Body Paint’, que cierra la cara A, es un buen intento de fusionar a David Bowie y a The Beatles y, además, su final es bastante memorable.
Ahora llegamos a la cara B del álbum y ‘The Car’ nos deja claro que es otra pieza espectacular para acompañar una película que no existe y por lo tanto pierde toda la magia que intentaba mostrarnos. ‘Big Ideas’ tiene algo atractivo y es su pequeño arreglo de piano que te hace seguir el ritmo hasta el final de la misma. Además, aquí el arreglo de cuerdas es bastante oportuno y acertado, no como en ‘I Ain’t Quite Where I Think I Am’. ‘Hello You’ es brutalmente pegadiza en lo instrumental, pero en lo vocal no tanto, y todo porque al final de la canción, cuando el colchón sonoro tras la voz de Turner se eleva, esta no acompaña con la misma intensidad. ‘Mr Schwartz’ y ‘Perfect Sense’ dejan claro que Alex debería componer la música de algún largometraje de corte vintage ambientado en los años 60-70, ya que funcionan mejor como acompañamiento de una pieza visual.
‘The Car’ no es un ‘Tranquility Base Hotel & Casino’ en la Tierra ni una revolución musical, simplemente es una visita a la música de películas francesas e italianas que tanto ama Alex Turner. Gustará más o menos, pero es un álbum de gran calidad y poblado, en su mayoría, de buenas canciones que acompañarán a la banda durante toda su carrera.